Toluca, Estado de México, 7 de noviembre de 2019.
Para transmitir a las nuevas generaciones la importancia de conservar las tradiciones de los pueblos originarios, el Consejo Estatal para el Desarrollo Integral de los Pueblos Indígenas de la entidad (CEDIPIEM), organismo sectorizado a la Secretaría de Desarrollo Social, trabaja para brindarles los foros para difundir su riqueza cultural, base de nuestra identidad como estado y país.
En este sentido, jefes supremos indígenas coincidieron en promover con orgullo su lengua y sus costumbres, muestra de ello fue la reciente celebración por el Día de Muertos, donde los diversos líderes sociales resaltan e invitan a los mexiquenses a que continúen conociendo las particularidades de sus comunidades.
Tal es el caso de Jefe Supremo Otomí de San Jerónimo Acazulco, en Ocoyoacac, José Salinas Contreras, quien reconoce la importancia que tiene las festividades en honor a los difuntos, pues ellas permiten enseñar y mostrar a los niños a que no olviden sus raíces.
“En el Día de Muertos, en la entrada de la comunidad, poco antes de oscurecer, con velas se simboliza el reencuentro de vivos con muertos, se hace con el objetivo de llevarlos hasta el lugar donde se le espera con altares en su honor, donde se deposita los alimentos que les gustaba en vida” destacó.
De igual forma cuenta que la solidaridad y apoyo que observa en las comunidades indígenas representan también una muestra de la importancia que tienen los pueblos originarios.
El jefe supremo narró que cuando un vecino fallece, la comunidad se organiza para apoyar a la familia durante los rezos del novenario a través de llevar alimentos, bebidas, cirios o cualquier recurso que se considere pueda contribuir con los gastos familiares.
“Como reconocimiento a que estuvo con nosotros, los vecinos, amigos, compadres, familiares colocamos una cinta de luto blanco y negro en la puerta de nuestro hogar, para que la gente que vea la cinta recuerde el cariño que representó su presencia con nosotros”, resaltó.
Asimismo, precisó la importancia que representa la vestimenta para los pueblos originarios, en el caso otomí la ropa tradicional en la mujer consiste de un chincuete o “enredo” de lana muy amplio y largo de color azul marino o negro, con líneas verdes, anaranjadas y amarillas y una blusa de popelina de color blanco, manga corta con bordados en motivos florales, faunísticos o geométricos.
En hombres, ha cambiado a partir de lo que se vende en sus localidades, pero es característico una camisa hecha de manta bordada, con la que participan en fiestas y danzas.
Cabe destacar que el pueblo otomí o “hñähñu” es el segundo en la entidad por el tamaño de su población, al contar, de acuerdo con datos de la Encuesta Intercensal 2015 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), con 106 mil 959 personas que declararon hablar la lengua.
La población otomí en el Estado de México se encuentra asentada mayoritariamente en 21 municipios mexiquenses: Aculco, Amanalco, Acambay, Chapa de Mota, Villa del Carbón, Morelos, Temascalcingo, Temoaya, Jilotepec, Jiquipilco, Otzolotepec, Soyaniquilpan, Timilpan, Capulhuac, Lerma, Ocoyoacac, Tianguistenco, Xonacatlán, Zinacantepec, Metepec y Toluca.