Toluca, Estado de México, 14 de julio de 2019.
Enmarcados por bosques y montañas, por valles de vegetación semiárida o entre la densa maleza de las tierras bajas en la región sur, el Estado de México tiene incontables sitios de interés para millones de turistas y paseantes que cada año llegan al territorio en busca de descanso, relajación, aventura o para llevar a cabo actividades recreativas, de negocios o culturales.
Además de sus nueve Pueblos Mágicos y 22 Pueblos con Encanto, la entidad mexiquense cuenta con múltiples municipios con una clara vocación turística que, con sus distintos atractivos, aumentan las opciones para los viajeros que recorran el territorio mexiquense.
Uno de los ejemplos es Acambay, demarcación del norte del estado que se caracteriza por bellezas naturales, entre ellas el Valle de los Espejos, una extensión con numerosos cuerpos de agua que, desde el mirador del cerro Peñascos de Dios, reflejan el cielo y las nubes que pasan sobre ellos.
Este poblado cuenta con apacibles calles empedradas y típicas casas de techumbre de madera con rojos tejados, vigiladas por su emblemática torre del reloj.
A sólo unas calles, es posible visitar el Museo Regional de Acambay, que exhibe joyas, herramientas y objetos de origen prehispánico.
Desde luego, nadie puede irse de Acambay sin visitar la enigmática Zona Arqueológica de Huamango, sitio que los otomíes habitaron entre los años 850 y 1350.
También en la zona norte se encuentra Polotitlán, municipio que se distingue por formar parte del histórico Camino Real Tierra Adentro, catalogado en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, además de la Parroquia de San Antonio de Padua, del siglo XIX, el edificio del Portal Hidalgo y el Antiguo Mesón.
Esta localidad, que colinda con el estado de Querétaro, también es conocida por la charrería que se practica con gran orgullo y por los quesos y otros productos lácteos que se pueden encontrar en su jardín central, mismo que está decorado con el kiosco del ayuntamiento.
Un ejemplo más de la riqueza turística estatal, se encuentra al poniente del Estado de México, en el municipio de Ixtapan del Oro, que, con su cascada El Saltito, de más de 40 metros de altura, atrae a visitantes locales y foráneos.
Sus parajes boscosos, montañas, barrancas, cañadas y aguas termales, lo hacen un sitio ideal para pasar unos días tranquilos en compañía de familiares y amigos.
Cuenta con cabañas y zona para acampar, que se complementan con la cocina típica que sirven en los restaurantes o merenderos de sus rústicas calles empedradas, flanqueadas por farolas de estilo colonial.
Al sur de la entidad está Tenancingo, lugar que ha adquirido fama por la perfección y belleza de los rebozos elaborados con gran esmero por sus artesanas y artesanos que, en múltiples ocasiones, han sido galardonados en importantes concursos artesanales.
En Tenancingo es posible visitar, entre otros atractivos, la escultura monumental del Cristo Rey, el antiguo convento Desierto del Carmen y el Parque Nacional del mismo nombre, los invernaderos, el Mercado de las Flores y el Parque Hermenegildo Galeana, que resguarda a la antigua hacienda Monte de Pozo y sus manantiales de aguas cristalinas.
San Felipe del Progreso, al noroeste del estado, destaca por la calidad e ingenio de sus artesanías. Las maestras y maestros artesanos elaboran coloridas prendas de vestir hechas de lana y bordadas con las ingeniosas figuras que caracterizan a la cultura mazahua.
Este municipio también es la casa de 20 talentosas familias orfebres que realizan piezas de joyería en plata, con motivos de la naturaleza y de la cultura regional.
Además, se lleva a cabo la celebración de Nuestro Señor Padre Jesús, una fiesta patronal llena de color, tradición y misticismo, considerada la más importante del pueblo mazahua, cuyo registro data de 1735.
Éstos son algunos ejemplos de lo que es posible hallar en el Estado de México, por lo que, sin importar el rumbo que se tome dentro su territorio, siempre habrá lugares llenos de tradición, cultura, naturaleza e historia para conocer y disfrutar.