Toluca, Estado de México, 27 de febrero de 2020.
En 28 años de funcionamiento, el servicio de Trasplantes del Instituto de Seguridad Social del Estado de México y Municipios (ISSEMyM) ha realizado 481 trasplantes renales, ocho hepáticos y 300 de córnea.
Dicha especialidad surgió en la llamada Policlínica, donde se registraron 34 trasplantes de riñón de 1992 a 2002, posteriormente en el Centro Médico Toluca se sumaron 441 derechohabientes de 2003 a 2019, de las cuales 269 cirugías son de donador vivo y 172 corresponden a donador fallecido.
Vicente Cardona Infante, responsable del Servicio de Trasplante de Órganos del Centro Médico ISSEMyM, dio a conocer que en lo que va del año, se han llevado a cabo en este hospital seis trasplantes, y para garantizar la compatibilidad entre el donante y el donador, deben existir factores comunes como grupo sanguíneo, tamaño del cuerpo y condiciones inmunológicas específicas.
Mencionó que, para el trasplante de cada órgano, se requiere cumplir con factores específicos que sólo con estudios de laboratorio, rayos X, pruebas de esfuerzo, pruebas de función hepática y renal pueden considerarse factibles en la elección del receptor.
Agregó que el riñón es el órgano con mayor incidencia para ser trasplantado debido a que suele resultar afectado por enfermedades crónicas no trasmisibles como diabetes, presión arterial alta, infecciones de la piel y garganta con reacciones secundarias y la ingesta continua de medicamentos puede dañar su función e iniciar con dificultades.
La función principal de los riñones es filtrar y eliminar los desechos, minerales y fluidos de la sangre, mediante la producción de la orina, por lo que, cuando pierden su capacidad de purificar empiezan a acumularse niveles tóxicos de líquidos en el cuerpo, en ocasiones se llega a perder hasta 90 por ciento de su función normal, y es lo que se llama insuficiencia renal.
Vicente Cardona comentó que llega un momento que el daño es tan grande que el paciente debe iniciar diálisis peritoneal para suplir la función natural que realizan los riñones, la persona debe conectarse diariamente a una máquina para limpiar la sangre del cuerpo y el médico se apoya, además, de medicamentos y un estricto plan nutricional.
Señaló que cuando este procedimiento ya no es suficiente, se realizan los protocolos necesarios para que el paciente sea registrado en lista de espera para trasplante.
Es importante destacar que después de la cirugía de donación de cualquier órgano vital, el paciente continúa en revisión permanente hasta tres meses después y hasta que el paciente vuelve a integrarse a sus actividades cotidianas.
Finalmente, Vicente Cardona Infante indicó que actualmente se tienen 20 pacientes en lista de espera, quienes de acuerdo al comportamiento histórico de los registros estadísticos podrían esperar hasta un año para la realización de su trasplante, lo que depende exclusivamente de la cultura de donación, la cual aún necesita fortalecerse.