Aunado a la oferta de sitios de interés arqueológico, natural, histórico, recreativo, religioso, así como de descanso y bienestar, la entidad mexiquense cuenta con una vasta gastronomía, típica o tradicional, que puede saborearse en cualquiera de sus nueve Pueblos Mágicos y 22 Pueblos con Encanto.
Un ejemplo de lo anterior, es el Pueblo Mágico de Teotihuacán-San Martín de las Pirámides, que deleita con su exótica gastronomía precolombina, con platillos como escamoles, sopa de caracol, ximbotes, salsa de chinicuiles, barbacoa de borrego y mixiotes de carnero, estos últimos, platos emanados de la cocina colonial.
En Malinalco es posible deleitarse con la exquisita trucha y sus tradicionales nieves, mientras que El Oro brinda la oportunidad de probar la estimulante Chiva, deliciosa bebida preparada con hierbas, también las enchiladas mineras y sus sabrosas dobladitas. Metepec, por su parte, agrega a la lista de delicias por saborear las carnitas de cerdo.
Por su parte, en Aculco, al norte del estado, ofrecen quesos y embutidos de excelente calidad. En Villa del Carbón saltan al plato los tacos de conejo y salsa de pulque, así como las truchas preparadas de diversas formas.
Al sur de la entidad, en Ixtapan de la Sal, son famosas las ancas de rana, así como la sopa y el pay de lima y en el también Pueblo Mágico de Valle de Bravo ofrece alcachofas, trucha y pambazos que preparan en el pueblo de Colorines.
En tanto que en el municipio de Capulhuac hornean la barbacoa de borrego, en Tenancingo los tacos de obispo y en Toluca es imprescindible comer el tradicional chorizo verde y rojo que le ha dado fama a la capital del Estado de México.
Asimismo, Ocoyoacac deleita el paladar de propios y extraños con los tamales de ollita y en el Parque Nacional Insurgente Miguel Hidalgo y Costilla, conocido como “La Marquesa”, la cocina típica incluye sopa azteca, de hongos y de médula, tlacoyos rellenos de haba, frijol y chicharrón, quesadillas de innumerables guisos, tacos de longaniza y cecina con nopales.
Sus exquisitos sabores, deliciosos aromas, intensos colores y extraordinarias texturas estimulan los sentidos de quienes desean hacer de los alimentos un elemento central de su viaje, porque hablar de la cultura culinaria mexiquense es hablar de prácticas y recetas ancestrales heredadas por generaciones.